Nota editorial por Gabriel Matteazzi -director de Nextennis. USA
Para Tennis7.net
Todo ha cambiado mucho en los tiempos modernos, y el tenis no es una excepción.
En mi trabajo como periodista de tenis en la última década, me toca escuchar a diario las opiniones de los expertos y la prensa, y parece que la tecnología del equipamiento ha sido a su parecer lo que ha provocado el cambio. En mi trabajo de coach de formación de juniors que aspiran a ser figuras del circuito profesional, en el que estuve involucrado los últimos treinta años, puedo asegurar que esta es una visión absolutamente limitada de las razones por las que hoy se ha vuelto un desafío muy difícil de alcanzar el insertar en el tour un jugador profesional con proyección para dar pelea a los jugadores que dominan el tour; si bien no es imposible, no es lo mismo que era hace una década atrás, ya que los cambios que se produjeron en este lapso determinan de forma directa las posibilidades de éxito y abren nuevas alternativas para los jugadores que ven comprometidas sus chances de alcanzar el éxito en el nuevo escenario competitivo, además del tenis profesional, que ofrece pocas posibilidades de éxito temprano.
Para comenzar, los cambios y progresos en el campo médico en general, y en la medicina deportiva como consecuencia, sumados a la evolución de las ciencias del movimiento y el campo de estudio de la biomecánica que optimizo y sistematizo la mecánica de movimiento de los jugadores para desplazarse y para golpear la pelota, ha mejorado el rendimiento y prolongado la vida útil de los jugadores de un modo muy considerable. Clara evidencia de esto es que hoy tenemos en el tour una gran cantidad de jugadores de más de treinta años, aún más, un número considerable de jugadores de más de 33, y algunos de ellos de más de 35, compitiendo en un altísimo nivel, y con un rendimiento físico totalmente apto para enfrentar el desafío; si sumamos a esto su experiencia y madurez emocional, ya que sin duda son el factor más importante que marca a las diferencias en el alto nivel del rendimiento deportivo, se hace muy difícil para los jugadores jóvenes superar a estos jugadores consistentemente, lo que no permite a los jugadores sin experiencia crecer rápidamente en los rankings, y conseguir el éxito temprano que estábamos acostumbrados a ver anteriormente, donde era común ver a un jugador adolescente sorprender al mundo con resultados a muy corta edad. Esto es todavía más marcado en el circuito masculino, ya que en el circuito femenino muchas de las jugadoras se retiran más temprano para formar una familia, excepto los casos de jugadoras con un éxito muy alto, pero estos casos son contados en una mano, y no es lo común en el circuito femenino, aunque si se nota ya que esas jugadoras son al igual que en el circuito masculino las protagonistas principales del tour. Por ello, hemos podido ver en Roland Garros como se ha abierto un escenario completamente diferente con la ausencia de Serena Williams, Sharapova y Azarenka, lo cual demuestra claramente las diferencias de hoy entre el circuito masculino y femenino de tenis.
La gran brecha que se genera en la consistencia competitiva al prolongarse la edad de permanencia en el circuito de los jugadores con más experiencia genera un problema a la hora de financiar la formación de un jugador, ya que los jugadores no comienzan a producir ingresos hasta más tarde y resulta muy difícil superar el escollo financiero si no tienen un sponsor muy fuerte que pueda garantizar que permanecerán en el tour por unos años más con pérdidas hasta que puedan ver el retorno de su inversión en la formación de estos jugadores.
Recordemos que todos los jugadores deben seguir el mismo tour, es decir hay un mínimo de gastos que tienen que desembolsar, pero no todos tienen los mismos ingresos, ya que estos están ligados a sus resultados. Y por supuesto que esto se nota aún más cuando tienen que llevar con ellos a un equipo de trabajo, que multiplica los gastos, pero a la vez aumenta el rendimiento del jugador, y su vida útil.
De este modo, los jugadores buenos se vuelven cada vez mejores, y dejan poco espacio para el desarrollo de los jugadores que aún no están consolidados, a los que se les hace cada vez más difícil sobrevivir al impacto del comienzo en un tour extremadamente competitivo, especialmente en sus finanzas.
Es así como vemos muchos jugadores que, a la hora de decidir si optan por una carrera profesional o una beca deportiva en una universidad en los Estados Unidos, prefieren utilizar su tenis para pagar una educación de primer nivel, y decidir al final de la carrera si prueban el tour profesional, ya con una carrera universitaria y por consecuencia sin las presiones de depender de sus resultados para poder tener un futuro en la sociedad, y acceder a una carrera profesional y a una estabilidad financiera . Este camino ha dado buenos resultados como podemos ver hoy en jugadores que han llegado alto en los rankings, los más claros exponentes son John Isner y Steve Johnson, que comenzaron a jugar el tour después de completar una carrera universitaria en prestigiosas universidades de EEUU.
Es por estas razones que a pesar de que hay más jóvenes jugando al tenis, no vemos frecuentemente jugadores jóvenes en las instancias finales de los torneos masculinos, y solo hemos visto nuevamente una jugadora teniendo éxito en el circuito femenino, como es el caso de Ostapenko, en el primer torneo en el que ninguna de las veteranas más dominantes del tour no ha estado presente.
Ya han quedado atrás los tiempos en que un adolescente se instalaba en el tope de los rankings, especialmente en el tour masculino, y será difícil que eso vuelva a producirse en los próximos años, ya que, aunque las grandes figuras se retiren, hay una gran cantidad de jugadores consolidados que aún están en el tour esperando su oportunidad.
En el lado positivo, esto genera, a mi criterio, la era más interesante del tenis competitivo, produciendo resultados inesperados constantemente en las primeras ruedas de los torneos, y contrastes de estilos, y sorpresas en las predicciones de cómo se desarrollarán los cuadros, aunque sean siempre los mismos los que llegan a las instancias finales, como venimos viendo desde hace ya varios años.
Es importante mencionar que estas figuras ya consolidadas han alcanzado el mejor tenis y el grado de excelencia más alto que se haya visto en la historia del deporte.
De este modo, el nuevo escenario del tenis mundial ofrece muchas diferencias, hace muy difícil la llegada de los jugadores jóvenes, y hace muy difícil su formación y desarrollo, pero ofrece a la vez muchas características interesantes y atractivas, que nos hacen disfrutar como espectadores de un show increíble desde el primer partido al último.