Nota Editorial Leo Canaparo
“Hoy jugué el mejor tenis de mi vida”, Lo dijo Novak Djokovic luego de vencer a Rafael Nadal en una de las semifinales de Roland Garros.
Nada mas parecido a la realidad que vimos aquellos que presenciamos ese partido. En lo particular me quedé con asombro pensando, cuanto mejor se puede jugar sobre una cancha de polvo de ladrillo?. Cuanto mas rápido puede correr la bola ?, cuanto mas preciso se puede ser? con cuanta mejor técnica?, no tengo las respuestas, creo que no se puede les diría.i.
A lo largo de mis años vi jugar en vivo a grandes monstruos del tenis internacional, como John McEnroe, Jimmy Connors, Andre Agassi, Pete Sampras, Roger Federer, el propio Rafa Nadal, y uno piensa que no se podrá hacer mejor en una cancha, pero lo que desplegó Djokovic en este partido con el español y me atrevería decir en los dos últimos sets de la final fue maravilloso.
Pensemos que Nole, se convirtió en el primer tenista en alcanzar seis o más finales en cada uno de los cuatro Grand Slams. Lo hizo en Roland Garros seis veces, donde se coronó en 2016 y hoy. También jugó nueve finales del Abierto de Australia (las ganó todas), ocho del US Open ( tres títulos) y llegó en seis ocasiones al duelo decisivo en el césped de Wimbledon en All England (sumó cinco campeonatos).
Ademas supo remontar una final estando dos sets abajo, con el publico en contra, ahogado físicamente, con un rival que hacía todo bien pero con un corazón único.
Uno lo ve a Djokovic de cerca en una cancha, por suerte no tengo que jugar con él, y es una maquina perfecta tanto física como mentalmente, parecería invendible, y en estos momentos así lo demuestra.
Mas allá de su temperamento, mas allá de su carácter por momento irrespetuoso hacia el publico, de algunas actitudes egocéntricas, estamos en presencia de alguien que va a romper todos los records de tenis que se conocen. Y Nole va por esto.
